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Letras, palabras…

Letras, palabras...

Emilio Mendoza de la Fuente

Soy Emilio Mendoza de la Fuente. Nací en la Ciudad de México en 1963.  Soy ingeniero civil, egresado de la Universidad La Salle, cursé la maestría en Dirección de Empresas por el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas (IPADE).

Soy poeta y escritor autodidacta, sin ningún curso formal o informal de literatura o letras. Autor del libro “Distraer al destino y otros relatos” y de libro de poemas “Rastros de tinta”. Soy colaborador recurrente del diario digital Avenida Digital 3.0, del diario Bajío Shimbun, de la revista cultural Replicante,  de la revista Fanzine Oaxaca y de la revista literaria Deletérea.

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Un rincón donde la poesía y las palabras toman vida.

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Otro nuevo espacio,el infinito en blanco,la pluma hace guardiay el viento,...

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“—¡Dios mío, qué solos 
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Libros publicados

Si te han inspirado estos relatos y poesías, ahora puedes llevarlos contigo.

Es una colección de cuentos escritos en donde el hilo conductor es la soledad y la manera en la que ésta afecta la vida de las personas. 

En estos relatos se retratan las distintas conductas que marcan la vida de los seres humanos, también muestra las diferentes maneras en cómo reaccionamos ante las situaciones que la vida nos presenta. Este libro es una muestra de nuestro tiempo, que nos invita a la reflexión.

Rastros de tinta es un poemario que reúne diversas formas clásicas, como lo son el soneto o el haikú, y otras donde se permite una mayor libertad constructiva sin renunciar al verso medido que alterna endecasílabos, heptasílabos y alejandrinos, principalmente. Se trata de poemas que nos recuerdan que el mal llamado verso libre no es más válido que el tradicional, a condición de que el lenguaje, la temática y las atmósferas sean frescas, sin resabios de épocas superadas por el vértigo regenerador que marca todas las artes. En este sentido, se trata de un libro que ha superado la posmodernidad para atreverse en el punto al que parece hemos arribado en el siglo XXI: El de la validez de todas las formas, siempre y cuando el creador sea responsable y nos ofrezca una obra de calidad.

A menudo nos encontramos con historias. Algunas aportan experiencias, llevan por caminos insospechados, otras, dejan mucho más que un vestigio. Esto último ocurre al leer Huella de intervalos.

Transitar por la nube de relatos que construyen al libro es uno de esos insignificantes placeres que podemos darnos durante una larga noche de otoño, mientras dejamos escapar por la ventana un recuerdo de cierta época extraña.

Este libro nos ofrece narraciones que hablan sobre un lugar común para los hombres: la existencia. Ninguno de los relatos que aquí aparecen es una historia inútil, marcan la delgada línea entre cobardía y esperanza. Cierta anécdota también es una triste historia; regalo para un viaje sin retorno, donde todos somos esclavos de un sueño.

Al final, sin importar en qué momento hemos sentido que se pueden perder los propósitos, este texto es una invitación a la reflexión mientas se camina entre las memorias del ingeniero Arronquio y el relato de un funeral.

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