Largas sombras en el Sol de febrero, insaciables, hambre de recuerdos, alegrías en la fría banqueta que se arrojan, se olvidan, mueren. No importa si existieron, importan los restos y el dolor que quema, ese dolor queda, dolor que dejan, desvalidas sonrisas que las sombras devoran.
Súper buen poema lo leí de arriba a abajo y me asombré tanto, porque suena tan bien si lo lees desde el final hacia el inicio! Redondo, Muchas felicidades Emilio. Tu fiel lectora Tía Mara