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Lluvias

El verano llega a la ciudad, atrás quedan los días fríos, las carreras de los niños para llegar temprano a la escuela, las largas y frías noches y, para algunos afortunados, se abre la pequeña ventana de unas merecidas vacaciones. Entre las cosas que trae esta estación están las nubes grises con lluvias, algunas de ellas muy fuertes, lo que da la oportunidad de apreciar las bondades del gran desarrollo y la excelente calidad de vida que hemos creado en nuestras ciudades.

Existe en la Ciudad de México una obra de ingeniería maravillosa, un vivo ejemplo de las cosas que podemos hacer en nuestro país. Construimos el segundo piso de una importante vía rápida, es una obra monumental, enorme; con tanta atención a los detalles que logramos que, en cualquier torrencial aguacero, esta arteria se convierta en una extensión de los canales de Xochimilco. Una gran avenida, que se encuentra varios metros encima del nivel del piso de la ciudad, se inunda; es algo tan difícil de lograr que podemos tener la admiración de los ingenieros del mundo. Aún no sé por qué a nadie se le ha ocurrido, pero se podría aprovechar esta característica tan particular de esta vialidad para ofrecer paseos en lancha con vista aérea del paisaje de la Ciudad.

la fotoNo es por la falta de capacidad en la ingeniería mexicana que suceden estas cosas, es debido a la excelente planeación y supervisión de las obras que realizamos en este país. Las construcciones quedan sujetas a decisiones que tienen como objetivo lograr un buen desarrollo económico, combatir la pobreza, ahorrar dinero para no tener que preocuparnos por tener recursos para reparar los errores en el largo plazo. La terminal 2 del aeropuerto de la Ciudad de México se está hundiendo, pero no importa, los recursos ahorrados en su construcción nos permiten solventar de buena manera las acciones necesarias para evitar que continúe este problema. También, al erigir infraestructura, encontramos maneras de promover el empleo, no en el momento de la ejecución de la obra, sino llegamos más allá, dejamos ventanas para futuros empleos, cuando más falta pueden hacer. Por ejemplo, en el metro del Distrito Federal, las excelentes decisiones en la construcción de la línea 12 hoy permiten dar empleo a choferes y mecánicos de autobuses, que de otra manera habría perdido su trabajo. Poseemos recursos técnicos tan avanzados que se programa la repavimentación de las avenidas de la ciudad en esta época del año, con las lluvias que caen cada tarde, lo que a veces causa que se levanten pedazos de pavimento recién colocado; esto es algo bueno, hace que los conductores desarrollen reflejos que darían envidia a un piloto de Fórmula 1, sobre todo si estos trozos de asfalto se encuentran en las vías rápidas de la ciudad.

Escribo de estos encantos de la Ciudad de México porque es el lugar en donde vivo, el entorno que conozco bien. Sin embargo, estoy seguro que esta situación se repite en muchas ciudades de la República Mexicana, tal vez existen algunas excepciones, pero no creo que sean muchas. Todos tenemos historias para contar porque en cualquier parte se encuentran ejemplos de lo importante que es la posibilidad de hacer un “buen negocio” al efectuar una obra pública. Esto es algo que históricamente ha acompañado el desarrollo de nuestro país, siempre hemos escuchado quejas de la mala calidad que tiene la infraestructura, posiblemente su origen esté en el detalle fino de la ingeniería y ejecución en las obras, en solventar de buena manera la mezcla del “ahí se va, nadie se dará cuenta, así déjalo” con la distribución financiera de los recursos asignados a las obras —tiene que alcanzar para repartir a todos, no solamente al proyecto—, es algo que no es fácil de lograr, pero somos geniales, siempre lo hemos podido hacer. Además, como buenos ciudadanos, nos hemos acostumbrado a que las cosas sean así, no podemos imaginar un mundo de otra manera.

Sin embargo esta columna la escribo poco después del triunfo del Tri en Brasil frente a Croacia, la selección mexicana pasa a la segunda ronda en el Mundial, las ilusiones vuelven, se renuevan y se recargan. Eso es algo relevante e importante, lo que se pueda lograr con nuestro futbol; lo demás puede esperar algunas generaciones para ver si se algún día se resuelve. El verano ha llegado, disfrutemos esta estación del año, sus cálidas noches, sus lluvias y el tiempo que, al estar atorados en un “encharcamiento”, podemos aprovechar pensando en planes para el próximo invierno.

1 pensamiento sobre “Lluvias”

  1. Muy buena Emilio, en Guadalajara pasa lo mismo, cada temporal de lluvias, nomás vieras los ríos en plaza del sol, mis rumbos, las bocas de tormenta, las leyendas urbanas de los que se “tragó” la alcantarilla al bajarse del camión, ay nanita! Y otras linduras parecidas, lo mismito, ponerse a desasolvar cuando tenemos tooodo el año para hacerlo. En fin me uno . Y para terminar. NO FUE PENAL!

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