Hace unos días, regresaba a mi oficina después de visitar un cliente. Hacía mucho calor en la ciudad, por lo que decidí detenerme en la primera tienda de abarrotes que apareciera en mi camino para comprar una botella con agua. Cuando entré vi, en el exhibidor de galletas, unos paquetes de “Galletas de animalitos”.
Tomé una botella con agua del refrigerador y me apresuré a pedirle a la dependienta un paquete de esas galletas. Ella miró sorprendida, sus jóvenes ojos expresaban incredulidad.
— Señor, sin ganas de ofenderlo… pero, ¿a usted le gustan las galletas de animalitos?
— ¡Claro que me gustan! —respondí emocionado. Coloqué la botella sobre el mostrador— Las de animalitos son uno de los mejores secretos en la Tierra, una verdadera maravilla. ¿Por qué me lo pregunta?
—Es que… usted sabe, son unas de las galletas más baratas.
—Eso no importa, el precio no tiene nada que ver con el sabor, que no tengan fama de galletas finas no impide que me gusten —dije con voz alegre—. Además, no siempre las encuentro, por eso las quiero llevar.
—La verdad es que en esta zona, nosotros no las teníamos, pero las ventas no han estado muy bien —explicó con un dejo de preocupación en su voz—. Ahora tenemos que vender cosas más baratas.
—Eso no es malo, lo más caro no siempre es mejor.
—Tiene razón, pero el problema es que ahora vendemos menos y apenas nos queda para sobrevivir —dijo ella. Colocó el paquete de galletas junto al agua embotellada—. Aquí tiene, son 17 pesos, señor.
La Secretaría de Hacienda bajó, por segunda vez en tres meses, su pronóstico de crecimiento económico para México en 2013, al pasar de 3.1% a 1.8%. Este mensaje no ha tomado en los medios la importancia y la gravedad que representa, tal vez porque existen noticias que son “más taquilleras” como, por ejemplo, las manifestaciones de la CNTE en la capital. Esta disminución del pronóstico del crecimiento de la economía por parte del gobierno ha generado comentarios y análisis en algunos medios, pero estos se han perdido en el mar de las noticias actuales. Además, los noticieros siempre dan más importancia a las noticias que llaman la atención del público ya que les interesa mantener su audiencia y, por lo tanto, a sus patrocinadores.
El problema de los comentarios económicos es que son muy fríos, las personas que no estamos familiarizados con ese medio y su lenguaje los percibimos muy lejanos. Hablan de finanzas, negocios, mercados, proyecciones económicas, cifras, números; palabras que representan cosas que no parecen formar parte de nuestra vida, que sólo son para “gente experta”. Simplemente es algo que difícilmente nos llama la atención. Nuestro interés casi siempre está en cosas que entendemos mejor, cosas que nos conmueven —ya sea que nos hagan enojar o sonreír— o que despiertan morbo. Sin embargo, esa noticia económica nos habla de lo duro que será el fin de año, es un llamado de alerta que no escuchamos.
La realidad es que la baja del crecimiento económico en México es muy grave para todos. Al analizar los números de manera simple y objetiva, ellos nos dicen que vamos a crecer casi la mitad de lo que se esperaba y posiblemente la caída sea aún más catastrófica, ya que las cifras oficiales generalmente son optimistas. En otras palabras, esa noticia quiere decir que, al menos en lo que resta de este año, la economía de México seguirá mal, sin posibilidad de recuperación y nuestros bolsillos también serán afectados.
¿Qué se puede hacer? Desde nuestra posición no se puede hacer mucho para revertir esa tendencia, no tenemos los suficientes recursos o poder para mover la economía. Pero debemos escuchar ese llamado de alerta, tomar medidas para que esta realidad nos afecte lo menos posible. La posibilidad de conseguir un buen empleo será más difícil, por lo tanto, los que afortunadamente tenemos trabajo, debemos cuidarlo, trabajar más, hacer mejor nuestras actividades, con más responsabilidad para mantener nuestro ingreso. Los jóvenes universitarios deben preparase más, porque el mundo va a ser más duro, sólo los mejores tendrán oportunidades. También es importante reducir la compra de artículos que no necesitamos, evitar la gran tentación de los “meses sin intereses”; sentimos a nuestro alcance esa gran televisión, pero no sabemos si dentro de tres o cuatro meses podremos pagar ese “mes sin interés”. Por esa misma razón, es tiempo de reducir las deudas, si es que lo podemos hacer, para no cargar un lastre que nos puede hundir en el futuro. Prepararnos y cuidar nuestro barco en esta tormenta.
Sé que debemos ser optimistas, pero no por ello ingenuos. La triste verdad es que no existe manera para que las cosas mejoren, al menos en el corto plazo. Tenemos que abrir los ojos. No hablar de ello no hará que desaparezca esta realidad, está ahí y seguirá ahí. Por ahora, lo mejor que podemos hacer es dejar de comer lujosas galletas y pensar en las modestas galletas de animalitos, son buenas, tienen buen sabor, se disfrutan y también nos traen buenos recuerdos.