Diálogo

Ayer en la tarde me dieron los resultados de mi último control de colesterol. Otro examen de sangre más… carajo, carajo, y recontracarajo. Salió alto, que digo alto, altísimo de nuevo. ¿De qué sirvió la dieta y el ejercicio de estos días? Aparentemente de nada, ahora solo queda ser más estricto en las cosas que entran en mi boca, hacer más ejercicio y ver que sale. Si todo sigue igual, ni modo, tendré que ver a un especialista; lo que no me hace muy feliz. Existen dos cosas que odio: ir a la playa y estar en un consultorio como paciente. No se porqué pero  las visitas a especialistas son horribles, así sea un dentista o un cardiólogo.

Con esa noticia he estado todo el día de un humor de los mil demonios, enojado con los lípidos, con los resultados del análisis, pero sobre todo encabronado conmigo mismo. Y cuando estoy así mi cerebro camina a mil por hora. Se me ocurrieron varias ideas para el proyecto: He decidido que la protagonista femenina de un cuento sea una especie de fantasma, esto me lleva casi todo el cuento, pero estoy seguro que la historia queda mejor de esa manera. Otras ideas ya están en mi moleskine, la compañera inseparable. Entre ellas, una idea para un cuento que me pasó Jorge, durante la comida le estuve dando vueltas en la cabeza y creo que puede funcionar.

Mi amigo Jorge, como me divierto con él cada vez que chateamos, o que platicamos sobre algo. Se vuelve una “competencia”, de ver quien puede ganarle al otro a base de argumentos. Especialmente hoy le di una buena lección en el Msg:

 

Jorge: Tengo que analizar unas cosas, ¡Adiós!

Yo: Eres un pendejo.

Jorge: Y eso, ¿Por qué dices que soy un pendejo?

Yo: Con tu inteligencia, si no sabes por qué,  me estas dando la razón.

Jorge: Eres un….
¡Me ganaste!

Yo: Ok, nos vemos al ratón deprimido, bye.

 

Ese tipo de amigos nos dan momentos que son como pepitas de oro, nos sacan por un instante del tedio de todos los días, nos ponen una sonrisa en la boca que mucha falta nos hace. Lo malo es que los lípidos no bajan con risas, así que a darle duro con la disciplina.

 

Deja un comentario