Tiempos veloces…

Hace unos días tuve una comida con mis amigos del Círculo de la Pipa México, un club de apasionados por fumar en pipa: coleccionistas de pipas, adoradores del tabaco, y todo lo que se relacione con ello. Le comenté a una amiga acerca de esta comida, y su comentario me impactó: ¿A poco aún existe gente que fuma en pipa?, y se me quedó viendo como si fuera un ente raro, casi marciano. Pues sí, en este planeta aún existe un gran número de personas que nos encanta fumar pipa, pero no solo es el fumar sino todo lo que encierra esta actividad. Creo que la reacción de mi amiga se debe a que cada vez es más raro ver personas con una pipa encendida en la boca, y ello probablemente se deba a que la velocidad de la vida moderna no deja de manera clara espacios para uno, espacios como el que se necesita para preparar la pipa que uno va a fumar, y los aproximadamente 20 minutos de relativa calma que requiere el fumar esa pipa.

Si hacemos una pequeña reflexión nos daremos cuenta que actualmente todo va muy rápido: el avance de la tecnología, la urgencia por acabar trabajos, la multiplicidad de funciones que desempeñamos gracias a esos avances tecnológicos, el deseo de querer lograr todo ya, sin espera ni paciencia. Es tan rápido el ritmo de vida, que a veces perdemos la visión de hacia donde vamos por enfocarnos de manera obsesiva en la próxima meta, y conseguirla de manera instantánea. Todo gira, nos envuelve y no sabemos hacia donde o porque hacemos lo que hacemos. Creo que vale la pena, de vez en vez, detenernos un poco, frenar el ritmo y reflexionar en todo lo que estamos haciendo y las motivaciones para hacerlo, de volver a plantear nuestro plan de vida e intentar que el estrés, la cantidad de responsabilidades que tenemos diariamente no nos haga perder la capacidad de disfrutar nuestra vida. Vale la pena caminar más lento, aunque sea en algunos tramos del sendero para apreciar lo que esta a nuestro alrededor.

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